sábado, 27 de diciembre de 2008

Falta poco


Quizás Elvis también tuvo que pasar por esto

domingo, 14 de diciembre de 2008

NoAdios (segunda parte)


Espere en vano esa frase. La espere desde que te dije que partiría, durante meses. La espere como cada fin de semana esperaba verte aparecer afuera de mi casa. La esperaba como tú lo hacías las millones de veces que llegaba atrasada…o como cuando esperábamos el amanecer juntos, mirando por la ventana de la cocina, tomándonos un café.
Era fácil, un “quédate” lo cambiaba todo, volverían los viajes, las promesas, las palabras bonitas… podríamos hasta haber vivido juntos ¡¿Qué se yo?! Todo lo que juramos cumplir volvería, pero tu, ni cuando te dije que no regresaría dijiste algo.
Aguantándome las lagrimas, porque me prometí no llorar, camine por ese pasillo, y sentí con cada paso como todo lo nuestro se iba a la mierda.
Te encontré tan cobarde amor, te odie. Te odie mientras subía al avión, te odie, te lo juro, aun lo hago… y te amo infinitamente a la vez.
Pero yo ahora estoy en un país distinto, con gente distinta, que me mira como un bicho raro cada vez que salgo a la calle, con comidas que no puedo ni pronunciar y sola, mientras tu estas a miles de kilómetros de acá.
¿Dónde quedo el “siempre estaré contigo”? Me cuestiono tantas cosas desde que llegue, hasta he pensado que hubiese sido mejor no haberte conocido… Pero como no iba a hacerlo si me cautivaste sin siquiera conocerte.
Recuerdo que estabas en uno de esos tour para gringos, concentradísimo viendo la cuidad, me pareciste tan adorable, la forma en que te absorbía Valparaíso, tus ojos observando todo el lugar y tu cámara fotográfica, la que no dejabas descansar. Cuando me di cuenta que estaba actuando como una verdadera psicópata, recordé que estaba atrasada y baje al plan corriendo… cuando choque contigo, se cayó mi bolso, y todas mis cosas rodaron por el suelo. Solo te dije que me ayudaras, no podía estar más avergonzada, no sé como terminamos comiendo por ahí juntos, yo sin ir al dentista y tu fugado del tour.
Todo lo demás fue magia, siempre decíamos eso. Los viajes para vernos, los atardeceres en la playa, los amaneceres mirando por la ventana, las fugas los fines de semana. Fueron dos años increíbles.
Pensar que todo se fue al carajo por no hacer una maldita pregunta, yo no me iba a quedar si no me lo pedías amor.
Y ya llevo una semana acá y ni un puto mail has respondido. Quizás sea mejor así, me dolerá menos olvidarte si no sé de ti.
¡Mierda el teléfono! ¿Donde lo deje?
- Alo?
- Hola amor
- Pensé que jamás llamarías
- No seas tonta linda y mira por la ventana.