Me rehusé a quererte durante un rato, no sería fácil, no quería sufrir más (ni hacer sufrir tampoco).
Ya no quería llorar, no quería ilusionarme con llamadas que nunca llegarían, no quería pensar todas las noches en ti, no quería hacer planes y luego no cumplirlos, no quería que él para siempre solo durara tres meses, no quería nada de eso. Se parecía mucho a lo anterior, sería igual a lo anterior...
Y... por algo escapé de aquello ¿o no? y lo eso (lo de antes) aparte de terminar abruptamente y con escándalo, había terminado con una conclusión clara para mí: No iba a querer, ni dejaría que me quisieran (uff que error).
Pero cuando me di cuenta de que había mandado mi decisión a cualquier parte ya era tarde para arrepentirse, era tarde para borrarte así como así
No sé en qué momento tumbaste ese muro, no sé cuando borraste fantasmas del pasado, no sé cuando caí yo y terminé queriéndote tanto (y más).
Me ganaste, abriste la puerta de par en par y yo dejé que lo hicieras sin quejarme, mal que mal a la puerta no le había puesto candado