Me saqué los zapatos, para no hacer ruido. Era tarde, caminé por el pasillo, no toqué la puerta, miré por la el agujero de la cerradura para ver si el dormía. Me hizo una seña para que entrara y abrí la puerta. Era tarde y el ya había encendido aquel cigarro que le ayudaba a conciliar el sueño. Me sonrió, yo solo quería conversar. Había sido un mal día, hablamos, el me aconsejó, yo lo abrasé, el me besó.
Se abrió la puerta, era ella, y el se abrumo tanto que se le marco la vena en la frente, ella entro, me miro con cara de intrusa –como si no lo fuera- dejo su cartera en la silla y entro al baño, no dijo una palabra, quizás sabia que interrumpía.
Ella siempre supo que éramos amantes, incluso cuando me invito a vivir a su casa.
En realidad, en esas circunstancias yo no tenía opción, mi situación económica no era buena, las deudas me ahogaban y ella lo sabía.
Un día tomándonos un café, le pregunte si podía pagar ella, porque andaba corta.
- Tienes que buscarte un trabajo mejor me respondió. Sacando su chequera.
- He buscado, y no encuentro nada bueno. Cada día se me hace más difícil pagar todo. Incluso he pensado ir a vivir con mis padres otra vez. Dije bajando la vista
- No seas gansa, ándate a vivir con Ricardo y yo, nos sobra espacio ¿para que están las amigas? Respondió tomándome la mano
Le dije que lo pensaría, y lo pensé. Primero la idea se me hacia absurda ¿Cómo me iba ir a vivir a la casa de mi amante y su mujer? Que a todo esto era mi amiga.
Yo hace 5 meses que veía a Ricardo a espaldas de ella. Y siempre tuve la impresión de que ella sabia, quizás por eso me invito a vivir con ellos, para tenerlo en casa.
Bueno, al final accedí, Ricardo me termino de convencer en realidad, nunca me pude resistir a la mezcla de su mirada con ese perfume Paco Rabanne que me fascinaba.
Llegue a la casa de ellos, antes vendí unas cosas, unas varias en realidad. Llegue el 25 de febrero – fecha que el destino se encargaria de no dejarme olvidar – Con mi auto (que me negué a vender) lleno de cosas.
Me acomode,
Por un par de semanas fui una verdadera intrusa, pero con el pasar de los días termine acostumbrándome.
Tenía a Ricardo para mi sola, cuando ella no estaba, y eso era un gran punto a favor.
No se en que momento
Cuando empecé a salir con Ricardo, a espaldas de ella, lo que más me dolió, fue pensar que en algún momento todo el cariño que le tenía se iría al tacho de la basura. Pero insisto, estoy segura que ella sabia desde el primer momento.
Ya iban 2 meses desde que me fui a vivir con Ricardo y Claudia cuando encontré un trabajo bastante bueno, decidí juntar dinero un par de meses, para luego volver a mi vida normal. Incluso le dije a Ricardo que lo “nuestro” no iba a seguir mas, en realidad lo hice por
Pero la claudia quiso que me quedara en la casa con ellos, hizo una especia de lista con gastos comunes y terminé aceptando. Ahí se fue la amistad y pensé en mi bolsillo.
Así pasaron los meses, la claudia se puso cada día más trabajolica y cada vez me hablaba menos. El Ricardo por su parte algunas noches se escabullía y me iba a ver a mi pieza. A mi nunca me importo ser “la otra”, incluso creo que me gustaba.
Y así... Fue 25 de febrero nuevamente, se supone que esa noche ella llegaba tarde, pero igual me saque los zapatos para no hacer ruido, mire por el agujero de la cerradura, me hizo una seña para que entrara, conversamos, lo abrasé, me besó, llego ella, dejo la cartera en la silla, entro al baño y se escucho un disparo.
2 comentarios:
Morí con la historia. Muy buena.
Nos leemos.
BANG! ;)
weá inesperada :as: quedé como O_O me gustó la historia washis :)
saludos.
kiltrilla.
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